No muerde, pero las cosas como son: es más difícil meterle mano que a los cuentos o al cine o a la música. Por eso la tenemos tan olvidada los padres.
Yo, con motivo de la inminente publicación de un libro de poesía con Litera, he vuelto a ella y está siendo un feliz reencuentro.
Se vende todo
“¡Lo vendo todo, lo vendo!”
grita un hombre en el mercado.
“¡Vendo tuercas y tornillos,
cerraduras y candados,
bombón helado y barquillos,
alcohol, tiritas y yodo,
camisas y calzoncillos!
¡De todo, vendo de todo!”
Se le acerca una clienta:
“Quiero un bote de silencio,
medio litro de tormenta,
cuatro cajas de buen tiempo
y un kilo de isla desierta.
Quiero espuma de la playa,
dos botellas de laguna,
un racimo de palabras
y una rodaja de luna”.
El hombre del puesto se enfada:
“¡No vendo nada de eso!”.
Y ella se marcha diciendo:
“Entonces no vende nada…”.
El poema es de Pedro Mañas y aparece en el libro “Ciudad Laberinto” (Editorial Kalandraka).
Una maravilla, ¿verdad? Pues va a haber unos 45. De todo un poco. Todos buenísimos eso sí. Aquí tenéis otra, esta vez recitada por su autor.
De la antología se está encargando Mar Benegas. Entre otras cosas es: amiga mía, madre de un niño y poeta.
Este es suyo. Lo recomendamos hace algún tiempo en esa sección que tanto me gusta. Una preciosidad. Y para muestra un botón:
Esta le encanta a mi hija. Y a mí leérsela. Nos sirve, creo, para acordarnos de mi madre (su abuela) que murió hace 3 años. Fue duro. Aún no le tocaba.
Pues eso, que la poesía, aunque a veces es algo complicada, no muerde.
Y cuando te haces con ella, ¡es tan gustosa!
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