Separarse con hijos tiene tela. Juntarse de nuevo con alguien con hijos tiene más tela. Y ya tener otro hijo con la nueva pareja es tela de doble ancho.
Yo tengo tela de doble ancho. Y la tela de doble ancho da mucho juego. Normal, es de doble ancho. Te ocurren multitud de escenas divertidas (también difíciles de narices, pero eso, otro día).
Por ejemplo: ni hermano ni hermanastro, hermanotrón. Así le recomendaba un amigo de mi hija llamar al hijo de mi novia. Estábamos en la parada del autobús: que si hermanastro sonaba fatal, que si hermano no, porque claro, no eran hermanos, que si tal que si pascual, cuando de repente, se oyó su voz: hermanotrón. Él lo tenía claro: hermanotrón.
Y es que en las familias reconstituidas (¡toma ya!) con esto de los parentescos no es nada fácil arreglárselas: madrastra, padrastro, hermanastro, hermanastra…
P.D.: Una aclaración (muy útil en estos tiempos que corren y en los que vendrán). Dice la RAE:
Nota: Especial atención al paréntesis verde de hermanastro.
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